La Vega.RD.- Inaugurada el 27 de
febrero de 1973 a un impresionante costo que el gobierno del entonces
presidente doctor Joaquín Balaguer, promovió como “el embalse más grande de
América Latina”, la Presa de Tavera, una de las principales reservas para el
suministro de agua
en el Cibao Central, comenzó a dar señales de deterioro a
partir de 1975, cuando se denunció el agrietamiento de su estructura, por lo
que tuvo que ser desaguada y vaciada en perjuicio de millares de dominicanos
residentes en la región más productiva del país.
En una entrevista que le hice en
esa época, al ingeniero mocano Manuel Lulo Gitte, uno de los constructores de
la obra, para el desaparecido periódico “La Voz del Pueblo”, quien admitió
fallas de construcción.
La obra se inició en el año 1969
y estuvo a cargo de la empresa norteamericana Emkai, con la participación de
una contrapartida de ingenieros dominicanos, entre ellos Rodríguez, como forma
de que éstos se entrenaran en esa importante área.
La presa, tiene capacidad para
170 millones de metros cúbicos de agua y junto a su gemela Bao, inaugurada diez
años después, pueden almacenar 417 millones de metros cúbicos, aunque debido al
proceso de sedimentación esa cifra ha disminuido.
En este momento, está en su más
bajo nivel y aunque los funcionarios estatales, lo atribuyen a la sequía que
desde semanas afecta la región cibaeña, activistas comunitarios de la zona,
aseguran que uno de los factores principales es la gran cantidad de cadáveres
que son tirados al cauce, como resultado de asesinatos por variadas razones.
“La Presa de Taveras, se ha
convertido en los últimos años y producto de la delincuencia y la inseguridad,
en un cementerio acuático de cadáveres por la gran cantidad de muertos que son
tirados en sus aguas”, dijo un dirigente campesino que declinó dar su nombre.
Los comunitarios, sostienen que a
pesar de que se han quejado y pedido a las autoridades una mayor vigilancia en
horas de la noche y el día, la protección a le presa es prácticamente nula, lo
que aprovechan los matones para tirar los cuerpos al embalse y tratar de
“desaparecer” o “borrar” las evidencias de sus crímenes.
Recientemente, varios cadáveres
han sido rescatados de la presa, pero lo peor, aseguran los comunitarios, es
que cuando las autoridades hacen un desagüe, los cuerpos comienzan a aparecer,
dando el macabro aspecto de que ciertamente la Presa de Taveras, es “un
cementerio acuático”, en el que los murtos, podrían estar obstruyendo el flujo
de agua que necesita la región para abastecerse del preciado líquido, aún con
todos los riesgos que representa el consumo por la putrefacción de los
cadáveres y la contaminación bacteriológica que crean, careciendo las
autoridades, especialmente la Corporación de Acueductos y Alcantarillados de
Santiago (CORAASAN) de los estándares necesarios que garanticen la calidad del
agua que se consume masivamente en las poblaciones el Cibao, que está
supuesta a abastecer la presa.
Son frecuentes las apariciones de
víctimas asesinadas, cuyos cuerpos son lanzados a las aguas, sin que hasta
ahora, los responsables de administrar el manejo de la presa, hayan tomado
medidas preventivas o correctivas para impedirlo.
Los dirigentes comunales del área
de la Presa de Taveras, se quejan también de la flexibilidad de las leyes de
medio ambiente en el país, que no contemplan castigos drásticos para quienes
violan las normas, afectando la calidad del agua del embalse, lo que califican
como “un crimen de humanidad”, ya que millares de consumidores son afectados
por la situación.
Entre los cadáveres que en los
últimos meses, han sido rescatados de la presa, figuran los de Manuel Antonio
Rodríguez, quien residía en Jarabacoa, y de quien su hermano Rubén Darío
Rodríguez, dijera que la víctima había sido reportada como desaparecida a la
policía, días antes de que su cadáver apareciera en las aguas de la presa.
Otros cuerpos rescatados del
embalse fueron los de Efraín Antonio Alabatorio, un ciudadado estadounidense de
35 años de edad, Luis Heriberto Torres Mirabal de 72, un residente del ensanche
Libertad en Santiago de los Caballeros, y que al igual que Rodríguez, había
sido reportado como desaparecido por sus familiares.
El cadáver de Mirabal, tenía
varios impactos de bala.
También fueron encontrados los
restos de Anthony Hidalgo Núñez de 25 años de edad, residente en el paraje Hoya
de El Caimito en Santiago de los Caballeros.
Hidalgo Núñez, al parecer murió
ahogado, porque desapareció en las aguas mientras se bañaba en la presa.
SEQUIA
Según el portavoz de CORAASAN,
Darío Fernández, el nivel de cauce en la presa, está en su más bajo nivel y el
déficit del suministro de agua “potable” es de un 30 por ciento.
El funcionario dijo que la
situación, ha provocado que el servicio haya sido suspendido en barrios de las
zonas Sur y Norte de Santiago, sufriendo varios cortes al día.
Señaló Fernández, que la presa
está situada en este momento a sólo 313 metros sobre el nivel del mar, por lo
que CORAASAN, ha diseñado un programa de abastecimiento para tratar de
enfrentar la crisis.
Pidió a los usuarios,
racionalizar el consumo y tomar conciencia de la crítica situación respecto al
suministro.
Fuente: El Nuevo Diario
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