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jueves, 27 de junio de 2013

Una mujer chilena llora todos los días lágrimas de sangre

Hay lágrimas de dolor, amor, pasión, odio, rabia y por otros muchos motivos, el ser humano y los animales, tienen la capacidad de expresar y reflejar sus sentimientos exteriormente mojando sus retinas. Por milenios, hemos escuchado aquellos dichos populares de que "llorarás lágrimas negras" y "llorarás lágrimas de sangre".
 
Ambas sentencias, consideradas ficticias y metafóricas son tomadas por la mayoría como una frase que busca advertir a una persona por parte de otra que se siente dolida o traicionada.
 
"Lágrimas de sangre", es una palabra que ha sido acopiada incluso por célebres figuras mundiales, desde políticos, artistas, actores, actrices y hasta criminales, pero muy especialmente por hombres y mujeres que se sienten despechados y se le considera también como una "maldición" de aquellos que sufren desamor.
 
Pero en Yaritza Oliva, una mujer chilena de 20 años de edad, las lágrimas de sangre son reales y salen de sus ojos sin que ella se pueda dar cuenta.
 
Ella busca desesperadamente algún especialista que pueda diagnosticar por qué tiene que llorar lágrimas de sangre dos o tres veces por día.
 
Oliva relata que desde hace un mes comenzó a llorar sus lágrimas de sangre, pero los médicos de su pueblo natal de Purranque en Chile, no han sido capaces de detectar el origen de su condición.
"Estoy sufriendo un dolor indescriptible", dijo ella en una entrevista con un noticiero local que la publica en youtube.
 
La ciencia define el problema como Haemolacria que puede ser el resultado de una amplia gama de problemas médicos como infección, lesión en la cabeza o un tumor.
 
La familia de Oliva permitió la publicación de la situación, con la esperanza de que pueda aparecer algún especialista que la cure.
 
En 1991, un estudio reveló que las mujeres pueden tener alguna cantidad de sangre acumulada y oculta que no son visibles en sus lágrimas debido a un exceso de hormona.
 
El padre de Yaritza, José Oliva pidió ayuda en el noticiero local.
 
"Por favor, pongan sus manos sobre sus corazones y vean nuestra situación para que ayuden a mi hija", dijo el señor Oliva.

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