La infidelidad cibernética lastima tanto a las parejas y duele tanto a
quien ha sido engañado como la infidelidad física, según un estudio que
difundió hoy la Universidad Tecnológica de Texas.
La investigadora Jaclyn Cravens, candidata a un doctorado en el
programa de Terapia de Matrimonio y Familia, usó datos del portal
Facebookcheating.com para determinar el efecto de la infidelidad
cibernética y la medida en que ésta crea emociones similares para la
parte engañada.
"Hay quienes sostienen que si la infidelidad descubierta es
cibernética, o limitada a la actividad por internet, no debería ser tan
dolorosa", explicó Cravens.
Durante su trabajo clínico en el programa de maestría, Cravens
descubrió que muchos de los problemas de relación de sus clientes se
originaban en la infidelidad cibernética como resultado del uso
creciente de las redes sociales, especialmente Facebook.
"Facebook ya ha cambiado la dinámica de las relaciones", señaló Cravens. "Vemos cuando nuestros 'amigos' entran en una relación.
Decimos que una relación no es 'oficial' hasta que es 'oficial en Facebook'".
Muchos de los clientes de Cravens habían descubierto instancias en
las cuales su pareja intercambiaba mensajes sugestivos con otra persona
en las redes sociales, aún cuando se suponía que ambos estaban en una
relación monógama.
Cravens notó que aparte de asuntos como la adicción a la pornografía,
no había mucha investigación que sustentara la terapia de este tipo de
problemas de relación confinados a internet.
A Cravens le sorprendió esta falta de estudio acerca de un asunto tan
generalizado en una sociedad donde Facebook tiene más de mil millones
de usuarios, y decidió analizarlo junto con Kaitlin Leckie, también
graduada del programa de Terapia de Matrimonio y Familia, y el profesor
asociado Jason Whiting.
"Usamos Facebookcheating.com para determinar cómo lidian con el
asunto las personas que han descubierto la infidelidad de su pareja en
Facebook", explicó Cravens. "Descubrimos algunos aspectos principales y
pudimos crear un modelo de proceso que cubre las etapas diferentes en la
manera que las personas encaran el problema".
El modelo va desde las "señales de advertencia", al descubrimiento de
la infidelidad, la evaluación del daño, la actuación frente a los
hechos y la toma de decisiones acerca de la relación de pareja.
"Para muchas de las parejas el tercer paso, la evaluación del daño,
puede ser muy difícil porque a menudo las parejas no tienen reglas
claramente establecidas acerca del comportamiento en internet", señaló
Cravens. "No están totalmente seguras si algo puede considerarse
infidelidad o no".
De todos modos el impacto emocional para la persona que ha
descubierto actos de infidelidad cibernética no es menos grave que el de
los actos cometidos físicamente, añadió.
Cravens explicó que esta investigación puede ayudar a los consejeros
matrimoniales en el tratamiento de problemas arraigados en la
infidelidad cibernética.
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