El presidente de la Comisión de Control del
Partido Revolucionario (PRD), Julio Maríñez, afirmó hoy que el desacato
del expresidente Hipólito Mejía a las sentencias del Tribunal
Afirmó el también vicepresidente del partido
blanco que esa conducta coloca al expresidente en una provocadora
actitud de desafío a la institucionalidad democrática de la Nación,
lograda con tanta sangre y sacrificios, a despecho de los Hipólito
Mejía, Rafael Trujillo, Ulises Hereaux, Santana y otros tantos caudillos
de ambiciónes desmedidas que han causado grandes desgracias a la
sociedad dominicana”.
Acusó a Hipólito “de actuar como Jalisco, que
cuando pierde arrebata, pues acude al Tribunal Superior Electoral,
incluso se hace acompañar de Milagros Ortiz Bosch e Ivelisse Prats de
Pérez en calidad de intervinientes voluntarios, para reforzar sus
posiciones en los debates, pero cuando pierden por ser infundados sus
reclamos, acusa a otros de su derrota, mientras chantajea al gobierno y
al PLD, y de paso a la sociedad, con subvertir el orden y la paz
pública”, sostuvo.
Maríñez recordó que así como Hipólito desacató las
sanciones disciplinarias de los organismos institucionales del PRD, en
un juicio ejemplar en el que sus abogados lo defendieron por más de 10
horas, y desacata las sentencias del Tribunal Superior Electoral,
siempre ha tratado de socavar otras coyunturas de la vida institucional y
democrática del país.
A ese respecto citó que luego de perder las
elecciones de 2004 y 2012, Mejía intentó crearle crisis políticas al
país, negándose a reconocer de inmediato los resultados electorales, lo
que sólo aceptó cuando el cuerpo diplomático y la sociedad civil lo
obligaron.
Agregó que “esa mala maña antidemocrática es de
tal magnitud, que al cumplirse un año de las pasadas elecciones, aún
Hipólito Mejía no ha reconocido de manera explícita y formal el triunfo
del presidente Medina”.
Por igual citó que en camino a las elecciones del
año 2004, Hipólito usó los recursos del Estado para imponerle al PRD su
repostulación, y al país una reelección presidencial que sólo existían
en sus ambiciosos desvaríos, para lo cual hizo a su medida una reforma
constitucional perversa y dañina para la democracia.
“Y así también burló la democracia cuando
sabiéndose en minoría frente a Miguel Vargas para la convención de
20012, se prestó al plan del PLD de seguir en el poder, para lo cual
pactó con el partido de gobierno que lo impusiera como candidato,
conscientes los peledeístas de que lo derrotarían, como ocurrió, porque a
Hipólito lo que le gusta es ser candidato, no ganar elecciones,
planteó.
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