(Segunda Parte)
En un escrito anterior, reconocíamos la
gran inversión económica que se ha estado haciendo en la educación pública, por
parte del Gobierno Central en el último mandato, al tiempo que señalábamos que
aún así persisten algunos elementos que podrían hacer fracasar esta importante
iniciativa que ha recibido el nombre de Revolución Educativa.
El primer elemento que planteamos es
tan evidente que solo hay que ir al terreno y constatarlo: Los niños de
nuestras escuelas públicas, en sus primeros años de escolaridad, por lo
general, lejos de adquirir las competencias más básicas de lecto-escritura y
aritmética, lo que adquieren es frustración y repulsión por la escuela, lo cual
queda claramente demostrado en las mediciones que se aplican, y si no estamos
convencidos podemos comprobarlo por nosotros mismos.
Ahora bien, lo que pretendemos no es
hacer críticas sin proponer soluciones, lo cual nos mantendría en el mismo
círculo vicioso en el que hemos estado por tantos años, por lo cual voy a
atreverme a plantear acciones concretas en torno a este primer tópico, y ojalá
que las nuevas autoridades educativas puedan tomar medidas y levantar de una
vez y por todas la moral del sector educación en nuestro país.
Si queremos tener una educación de
calidad, es preciso poner atención a los primeros tres años de escolaridad de
nuestros niños de manera muy especial. Se tiene que reducir de manera drástica
el número de alumnos por aula en esos grados, y se debe hacer un seguimiento
especial para constatar de forma continua cómo se va avanzando en alcanzar las
metas de esos niveles. Pero por supuesto, los profesores de esos grados deben
transmitir un gran entusiasmo, para lo cual deben sentirse motivados.
¿Por qué debemos reducir el número de
alumnos en los primeros grados? Hay estudios que demuestran que los niños de
familias menos favorecidas experimentan grandes avances cuando logran tener una
atención más personalizada del maestro, lo cual no puede lograrse con 30, 40 y
hasta 50 alumnos, además de que la cantidad de interacciones con el maestro es
mayor cuanto menor es el número de alumnos.
Algunos de los institutos de idiomas
más exitosos en nuestro país no permiten un número mayor a 15 alumnos por
clase, sin embargo la enseñanza de idiomas en otras instituciones, incluyendo a
nuestras escuelas públicas y hasta instituciones de educación superior, con
numerosos alumnos, tienden por lo general al fracaso en el intento de que se
aprenda a hablar el idioma, sin afirmar que este sea el único motivo.
Sin embargo, planteo la reducción de la
cantidad alumnos solo en estos primeros grados, debido a que estoy consciente
de que no estamos en Finlandia ni en otros países de Europa que pueden darse el
lujo de tener una baja matrícula a nivel general. Pero tenemos que comprender
que no estamos tampoco en Japón o Corea del Sur, donde la disciplina es tal que
un aula con 35 estudiantes tiene mejor rendimiento que otra con la mitad de
alumnos en otros países.
¿Por qué planteamos un seguimiento
especial en esos grados? Obviamente los alumnos de esos grados son como
diamantes en bruto, son lo más valioso con que contamos en el sistema
educativo, pero así como el diamante se puede dañar en el proceso de pulido, en
manos inexpertas, si nuestros niños no tienen la atención adecuada en esa etapa
de desarrollo, podría no haber remedio nunca más para volver a hacer que
brillen como debieron hacerlo. Además, en nuestro diseño curricular ¿No se
afirma que la evaluación es un proceso permanente? Pues no debemos esperar a
que los alumnos lleguen al último grado de la educación primaria para ver si el
proceso ha ido bien.
Finalizaré esta entrega afirmando que
muchos de nuestros alumnos de educación secundaria odian la escuela y odian
estudiar, lo cual no es una exageración, porque sus primeros años de escolaridad
se desenvolvieron en un aula llena de problemas, con un maestro lleno de
problemas y para colmo sus familias también, llenas de problemas, les
reprochaban cuando no alcanzaban las calificaciones deseadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario